En un equipo el que no suma, resta. Ahora sabemos que un buen equipo no está formado por los mejores profesionales -sin intención de referirme a ese equipo de futbol francés plagado de estrellas que brillan de forma aislada pero incapaces de alcanzar grandes títulos europeos-. Los tiempos cambian muy deprisa y si bien antes a un buen retailer le bastaba con disponer de una buena gama de productos, un precio adecuado a su calidad y con un servicio excelente, ahora debe ser capaz de mantener la coherencia en cada acción -las redes sociales no perdonan ningún desliz)-. Solo una misión y un objetivo compartido por un equipo unido puede mantener al cliente enamorado.
Sabemos que en los equipos tampoco es suficiente con tener a profesionales formados y comprometidos, y los retailers hemos aprendido del error. Un profesional del retail debe saber trabajar en equipo, y eso significa que las personas sepamos relacionarnos con otras personas, con nuestras capacidades y con nuestras limitaciones. El valor solo se puede aportar si hay coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. La coherencia solo se obtiene si el equipo sabe compartir y confiar. Es imposible compartir y confiar sin respeto, generosidad y humildad.
¿Harto de lidiar con luchas internas? ¿Cada departamento va por su lado? Cada uno de nosotros es un genio en algo pero la mejor genialidad es juntar distintos perfiles en un mismo equipo. Mantener un equipo unido con diversidad de culturas, edades, experiencias y formas de ser es la mejor manera de afrontar los retos de manera creativa. El retail da servicio a multitud de clientes con identidades y experiencias distintas y por eso es especialmente importante integrar la diversidad en el equipo. Sin embargo sin el respeto por la opinión de cada uno esa genialidad se puede convertir en una inagotable lucha interna. La labor del líder es generar el entorno de respeto básico para que las soluciones integren todos los puntos de vista. ¿Sabes cómo hacerlo?
Un hombre que no sabe sonreír no debería abrir una tienda (tampoco una tienda online) según el refranero chino. Yo añadiría que si quieres mantener tu intimidad personal, tampoco puedes abrir una tienda ya que el comercio es un espejo de la personalidad de sus líderes. Dada la importancia de la relación humana (incluso en la venta online) entre un comprador y un vendedor, las habilidades blandas (soft skills) de los comerciantes definen la relación que quieren mantener con su equipo y con sus clientes.
Si eres generoso con tu equipo también lo serás con tu cliente. Si eres fiel a tus proveedores también lo serás a tus colaboradores. El carácter de cada responsable de área o encargado de tienda también define el sello comercial de una cadena. Por este motivo, ten claro que tus colaboradores y tus clientes te conocerán por tus acciones.
El entorno actual va a ser cada vez más cambiante y por lo tanto las estructuras de las empresas de comercio deben poder dar respuesta rápida a estos cambios. Solamente si somos capaces de trabajar por proyectos y dar autonomía a los equipos podremos reaccionar a la velocidad necesaria para mantener la competitividad.
Nos encontramos en un momento histórico en el que los cambios constantes se han acelerado de forma impredecible. ¿De verdad nos creemos eso de que solamente con un golpe maestro podemos reenfocar nuestro negocio? Yo estoy convencido de que ante los cambios permanentes en el retail solo podemos adaptarnos al cliente mediante pequeñas mejoras constantes. Si nadie sabe cómo compraremos en 5 años, ¿por qué motivo vamos a comprometer grandes inversiones en algo que puede no ser válido en 5 años?. Apostemos más por la agilidad en el retail mediante la formación de nuestros equipos.
Una niña estaba dibujando apasionadamente en su clase de dibujo cuando su profesora le preguntó:
Profesora: ¿Qué estás dibujando?
Niña: Estoy dibujando a Dios
Profesora: Cariño, ¡Cómo vas a dibujar a Dios! Nadie sabe cómo es.
Niña: Lo sabrán en un minuto
(Extraído de Sir Ken Robinson)
¿Quién en su sano juicio haría tal afirmación a los 30 años?. Los adolescentes se mueven como los bancos de peces, no les gusta ser el niño/a distinto y quedar así fuera del grupo. El grupo nos da protección mientras descubrimos quién somos. Cuando dejamos la infancia nos acomodamos al llamado "Comportamiento grupal" que permite que podamos sentirnos seguros formando parte de un grupo. El problema surge cuando después de madurar necesitamos trabajar en un equipo con personas diferentes a nosotros. Hay personas que mantienen el "Comportamiento grupal" durante toda su vida, personas que no se atreven a pensar fuera del entorno y se sienten cómodas respaldando la opinión del líder. Esta actitud puede ser muy cómoda, pero en las organizaciones provoca el bloqueo en la #creatividad de un equipo formado por distintos perfiles que se comportan como uno solo.
Un líder lúcido sabe detectar las tendencias del mercado mientras otros solo ven caos. Si monitorizamos las reacciones, dividimos los objetivos y estructuramos la empresa por proyectos, seremos mucho más lúcidos como empresa que nuestra competencia y seremos capaces de gestionar la incertidumbre con mayor serenidad. No esperemos a que las cosas se calmen para avanzar, los avances más determinantes se producen cuando la competencia está paralizada y nuestra organización es capaz de detectar oportunidades. Solo detectaremos oportunidades si sabemos qué valor aportamos al mercado.
El Retail es un sector intensivo en personas. ¿Creemos en el equipo que tenemos? Aprende que la constancia es una de las herramientas más económicas y menos utilizadas en el sector. Descubre la importancia del equipo para alcanzar los objetivos y cómo mantener constante la innovación.
la potencia sin control no sirve de nada
Nos encontramos ante mercados maduros, con clientes bien informados y con márgenes presionados a la baja constantemente. Ante este escenario, solo podemos cambiar la forma de la que hemos trabajado…
lider generoso
El liderazgo es ante todo un acto de generosidad. Un líder que no es generoso no encaja en las nuevas estructuras jerárquicas dels s.XXI. Las organizaciones no se llevan como una cena familiar de viernes donde el padre grita "Aquí mando yo" ante un coro de adolescentes exigiendo dinero para una noche de fiesta. Mandar significa optimizar recursos, coordinar egos y liderar emociones.