Aquí mando yo!!
Las organizaciones no se llevan como una cena familiar de viernes donde el padre grita ¡Aquí mando yo! ante un coro de adolescentes exigiendo dinero para una noche de fiesta. El liderazgo no es un golpe sobre la mesa, es ante todo un acto de generosidad. Un líder que no es generoso no encaja en las nuevas estructuras jerárquicas dels siglo XXI. Mandar significa optimizar recursos, coordinar egos y liderar emociones.
Los recursos siempre son limitados
Por muy grande o rica que sea una organización, los recursos son siempre limitados. Entendemos recursos como la capacidad económica de inversión, el tiempo disponible para ejecutar un proyecto, la cantidad de personas que forman el equipo y las herramientas disponibles para su ejecución. Es necesario saber transmitir las limitaciones de recursos sin complejos sin que por ello dejemos de ser ambiciosos en el objetivo. Ser generoso no significa dar todo lo que el equipo pide, debemos tener en cuenta una visión estratégica del proyecto dentro de los objetivos globales.
Celebrar los éxitos
Una de las reglas de oro del marketing corporativo define que los éxitos deben celebrarse como metas alcanzadas por el equipo. Cuando alcanzamos los objetivos es momento de celebrarlos como equipo y no es el momento de ser el protagonista. Es el momento de felicitarnos por el trabajo realizado y los retos superados sabiendo que luego tocará analizar posibles mejoras futuras (forma de trabajo, complicaciones surgidas o incluso fricciones en el equipo).
Ya no se estila el liderazgo basado en llegar el primero a la oficina e irse el último a casa. Ahora el líder debe estar disponible para escuchar a las personas cuando ellas lo consideren adecuado. Esto significa no solo generosidad sino flexibilidad y capacidad de escucha. Fomentar el intercambio de ideas entre el equipo es tan importante como generar la confianza que permita establecer conversaciones directas entre cada miembro y el líder.

Dar ejemplo de trabajo en equipo
Si queremos que el equipo trabaje de forma eficiente debemos ser los primeros en aprender a trabajar en equipo. Una estructura fuerte está formada por personas que se saben apoyadas por su líder cuando lo necesitan. Un líder generoso sabe dar su apoyo cuando detecta un miembro desmotivado, aislado de sus compañeros o con miedos. Todos/as somos sensibles a que nos motiven si el proyecto vale la pena y confiamos en el líder. Tengamos claro que muy pocas personas rechazan un trato amable y un objetivo atractivo. Convirtamos el objetivo en algo seductor para cada miembro del equipo (sepamos lo que le motiva mejor que él) y al líder en una persona amable y con las ideas claras.
¿Cómo distribuye las tareas un líder generoso?
Cuando distribuimos las tareas debemos no solo saber qué motiva a cada uno sino conocer al equipo en su conjunto y sus cualidades individuales. De este modo equilibraremos las capacidades y las motivaciones asumiendo que nosotros seremos los más flexibles para adaptar las tareas durante la gestión del proyecto con el fin de alcanzar el objetivo. Gestionar un proyecto en equipo no se trata de distribuir problemas sino provocar retos siendo nosotros los responsables de los fracasos. El líder gerenoso es capaz de ponerse al servicio de cada persona para conseguir que el proyecto avance.
En resumen, la generosidad del líder viene determinada por la capacidad de prestar atención a las personas y escuchar lo que nos dicen y lo que no nos dicen. El líder debe asumir que va a recibir todos los golpes y se llevará solo una pequeña porción del éxito. Para ello la generosidad debe aplicarse sin olvidarnos además de la inteligencia emocional.
OriOl – make it happen
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