¿Hemos aprendido algo de la crisis sanitaria del 2020? Sabemos que no podemos cambiar a las personas, pero podemos cambiar su comportamiento modificando su entorno. El entorno está en constante evolución y como seres sociales, nuestra interacción con el entorno nos provoca nuevos comportamientos. Esto no siempre significa que hayamos cambiado. En la mayoría de los casos -como en lo ocurrido en el 2020- simplemente hemos adaptado nuestros hábitos a un nuevo entorno. Nos hemos adaptado al nuevo ecosistema, pero cuando el entorno vuelve a la anterior situación, muchas conductas también vuelven a ser las que teníamos antes del cambio. Los antropólogos afirman que los cambios sociales tardan décadas en consolidarse, pero nuestra impaciencia a veces nos hace pensar que en 1 año hemos cambiado mucho. La pregunta es ¿hemos cambiado o simplemente nos hemos adaptado al momento a la espera de que la situación se «normalice»?
En momentos como éste, me gustaría ser antropólogo, me ayudaría ser sociólogo y me favorecería ser filósofo. Lamentablemente solo tengo mi experiencia e intuición, así que no me hagáis mucho caso. Únicamente me dejo guiar por lo que veo y me da la sensación de que, salvo contadas excepciones, poco hemos aprendido de esta crisis sanitaria -tampoco aprendimos mucho de la anterior crisis financiera-. El confinamiento total del 2020 paró la transmisión del virus, pero no las inercias a pesar de haber pasado los preceptivos 21 días para que un hábito se consolide. Como sabiamente decía Genís Roca en un artículo publicado en Via Empresa, «Cambia quien realmente lo necesita».
¿Qué más necesitamos para cambiar?
Hemos perdido a muchos de nuestros mayores y demasiados NO mayores de manera inhumana. Hemos dejado morir solos a los que nos han dado lo que tenemos hoy y, por si fuera poco, nuestros hijos han visto cómo los tratábamos. Rescatando una observación que escuché a Inma Puig, debemos reaprender a vivir como lo hacen los niños, observando mucho, preguntando mucho y escuchando mucho. ¿No deberíamos preguntar más a los antropólogos, a los sociólogos y a los filósofos antes de tomar decisiones de forma precipitada?
No se trata de impedir que nos tomemos una cerveza en una terraza. No es necesario evitar que disfrutemos de entornos sociales. Tampoco los que se han ido lo querrían. Se trata de entender que la forma como vivíamos, como trabajábamos, como consumíamos y como nos relacionábamos era fruto de nuestro entorno y éste, no nosotros, ha cambiado. Ha cambiado la situación sanitaria, han sufrido muchos ecosistemas, han evolucionado las políticas sociales y por lo tanto hemos adaptado nuestra forma de relacionarnos, consumir y pensar en función del nuevo entorno. Walt Disney defendía que no podemos cambiar a las personas, pero podemos cambiar su comportamiento modificando su entorno. Generemos si hace falta cada uno de nosotros/as un nuevo entorno para poder mejorar el comportamiento de las personas que nos rodean. Todos/as somos responsables de lo que podemos cambiar en nuestro pequeño entorno laboral, nuestra familia, nuestros amigos, …
Un líder es aquel que cambia su entorno y con el cambio influye positivamente en otras personas. Un líder es aquel que inspira al cambio con su actitud y con su ejemplo. Deseo que este nuevo año sepamos aprender de verdaderos líderes capaces de provocar cambios duraderos que nos permitan ser mejores personas.
OriOl – make it happen